José Alberto Millán, el hasta ahora vocero de Lucy Meza, candidata a la gubernatura por la coalición PRI-PAN-PRD, ha renunciado a su cargo en medio de un escándalo por acusaciones de abuso físico y psicológico. La renuncia se produce después de que su ex pareja lo denunciara por violencia física y amenazas, en un caso que ha desatado una tormenta mediática y política.
La candidata Meza, en una controvertida declaración en redes sociales, afirmó: “Por ningún motivo dejaremos a nuestro compañero solo”, ofreciendo un respaldo total a Millán, a pesar de las serias acusaciones en su contra. Este apoyo ha generado una ola de críticas y cuestionamientos sobre la responsabilidad y la sensibilidad de la candidata frente a casos de violencia de género.
La denunciante, quien trabajó en la campaña de Meza en 2016, reveló en un desgarrador video de más de ocho minutos, manteniendo su anonimato por miedo a represalias, cómo Millán no solo abusó de ella físicamente, sino que también la humilló, amenazó y ofreció dinero para que retirara la denuncia. Entre lágrimas, relató cómo Millán la golpeó, la roció con cloro en la cara, y le gritó que ella era “una p… que no valía nada” y que estaba “protegido por la senadora”.
En un breve comunicado, Millán respondió a las acusaciones: “Por congruencia y convicción he decidido separarme de mi responsabilidad en el equipo de campaña… para defenderme por la vía legal de las infundadas acusaciones y porque no seré factor de esta guerra sucia”. Aseguró que nada detendría el “cambio en Morelos”, desestimando las acusaciones como parte de una “guerra sucia”.
Este escándalo no solo pone en duda la integridad de Millán, sino que también plantea serias preguntas sobre la actitud de Lucy Meza frente a la violencia de género, un tema de creciente importancia en el ámbito político y social de México. ¿Podrá Meza mantener su candidatura a flote en medio de esta tormenta, o las acusaciones hundirán sus aspiraciones y las de su coalición?